Naturaleza.

Moaña ofrece al visitante atractivos inagotables, entre ellos un privilegiado paisaje donde el mar es siempre protagonista y la naturaleza se muestra con todo su esplendor. Nuestros montes esconden hermosos espacios naturales de ecosistemas privilegiados y referencias míticas como la Poza da Moura, protagonista de viejas leyendas; y también espacios de gran valor ecológico, como el espléndido bosque de ribera que dibuja en su curso el río de la Fraga.

Un paisaje cargado de un abundante interés natural y ecológico, que invita a perderse por su belleza. Las altas cumbres del Paralaia o el Xaxán nos ofrecen unas de las panorámicas más bellas de las Rías Bajas, ya que podemos divisar la ría casi de un extremo a otro, sobre todo desde el pico Monte Faro de Domaio, que con 624 m de altitud es el punto más alto del Morrazo. Otros miradores que también ofrecen unas incomparables vistas son el de la Fraga y el Outeiro.

Con el aumento de la conciencia ecológica de los últimos años también ha aumentado la demanda de servicios relacionados con la naturaleza y las rutas de senderismo se han convertido en una manera muy popular de conocer la verdadera Galicia fuera de las ciudades. Hasta hoy en Moaña existen dos rutas señalizadas: el Roteiro Ecolóxico do Morrazo G. R. 59, que recorre los cuatro municipios de la península del Morrazo y la Ruta del Río de la Fraga.

Ruta Ecológica del Morrazo G.R. 59

Longitud: 84 km.

Punto de partida- llegada: Lago Castiñeiras (Vilaboa).

Recorrido: Lago Castiñeiras, Sobreira, Fraga, Ermelo, Portela, Nerga, Cabo Home, Donón, Hío, Aldán, Bon, Cabo Udra, Bueu, Ermelo, Pastoriza, Marín y Lago Castiñeiras.

Dificultad: Media, con importantes desniveles en tramos de largas distancias, ya que la ruta pasa continuamente de la montaña a la playa.

Descripción: Es una ruta ecológica de 84 km que, con un trazado circular, recorre toda la península del Morrazo. Está considerada una ruta de largo recorrido que adquirió la homologación de la Federación de Montañismo, con el número G. R. 59; y ofrece magníficas vistas panorámicas, cascadas, hermosos arenales, restos de culturas prerrománicas, arte barroco y espacios naturales protegidos.

Se parte del lago Castiñeiras ubicado en los montes del Morrazo y delimitado por los picos de Faro Domaio, Cabo do Home y Cotorredondo (de 530 a 624 m) desde donde se divisan unas espléndidas vistas tanto de la ría de Vigo como de Pontevedra que configuran la península del Morrazo.

A lo largo de la ruta se puede disfrutar de un gran número de miradores, sobre todo en los primeros kilómetros en los cuales también se encuentra el río de la Fraga, con numerosas cascadas y pozas a lo largo de su cauce así como varios molinos restaurados. Una vez sobrepasados los arenales de Liméns, Nerga y Barra, de una calidad excelente para el baño, la ruta se interna en la Costa da Vela, a tan sólo 2,5 km de las Islas Cíes, desde donde se puede contemplar uno de los atardeceres más bellos y unas espléndidas panorámicas. Cerca de Donón, el monte O Facho, que en tiempos acogió asentamientos castreños galaico- romanos, es una perfecta atalaya para admirar la abrupta belleza de esta costa de acantilados rocosos. En Hío hay que desviarse hasta la iglesia románica de San Andrés en cuyo atrio se levanta el cruceiro barroco más famoso de Galicia, muy decorado y construido de un único bloque de piedra.

Siguiendo la costa se alcanza Cabo Udra, un espacio natural protegido al igual que la costa da vela. El ascenso por la ladera del Monte Ermelo ofrece de nuevo unas impresionantes panorámicas de las rías Bajas y ya en los últimos tramos tenemos la posibilidad de contemplar alguno de los molinos restaurados que podemos encontrar en el curso del río Loira.

Ruta de senderismo "Río da Fraga"

Para los amantes de la naturaleza, Moaña ofrece al visitante la posibilidad de practicar el senderismo por una de las zonas de mayor riqueza ecológica de la comarca, donde se puede admirar uno de los mejores bosques caducifolios atlánticos que se conservan.

Un ecosistema de gran riqueza y extraordinaria belleza que descubre un paisaje tan sugerente como sorprendente, donde el carballo es la especie dominante. Debido a sus características, la ruta del río de la Fraga - con un recorrido total de 6 km y una dificultad media - resulta idónea para la práctica de este tipo de actividad: presenta una orografía muy variada ubicada en un original entorno, donde conviven lo antiguo con lo moderno y dispone de una tupida red de caminos y senderos que permiten al caminante descubrir espacios únicos, con amplias zonas de interés tanto ecológico como cultural y de gran riqueza paisajística.

El recorrido arranca en la playa de A Xunqueira, donde desemboca el río de la Fraga y principal protagonista que da nombre a esta ruta. El sendero discurre paralelo al margen del río en todo su trayecto. A medida que ascendemos podremos observar distintas especies forestales (identificadas con carteles) que aportan gran riqueza y extraordinaria belleza al conjunto. También podremos hacer un alto en el camino y visitar alguno de los molinos restaurados que encontramos a lo largo de su curso, testigos y protagonistas del estilo de vida de nuestros antepasados.

A medio camino en el ascenso tenemos tres opciones: desviarnos de la ruta y acercarnos hasta el Complejo Hostelero- Deportivo O Beque, donde podremos realizar distintas actividades recreativas o bien descansar; alejarse un poco del sendero y subir hasta el mirador de la Fraga desde el que se divisa parte del pueblo, además de unas hermosas vistas a la Ría de Vigo; u optar por seguir el curso del río hasta llegar a las magníficas cascadas que alcanzan su mayor esplendor en invierno.

El río de la Fraga, también denominado dos Ladróns, es el de mayor extensión del Ayuntamiento. Atraviesa de norte a sur las tierras del municipio desde su nacimiento en el monte Gagán, hasta su desembocadura en la playa de la A Xunqueira; y conforma la frontera natural entre las parroquias de Meira y Moaña.

Históricamente, este río resultó de vital importancia para el desarrollo social, económico y cultural de los habitantes de la zona: proporcionando el agua necesaria para las labores domésticas, regando los campos situados en sus orillas o dando impulso a los numerosos molinos construidos a lo largo de su recorrido.

Todo un patrimonio que ofrece la posibilidad de acercarnos y conocer mejor la vida cotidiana y las tradiciones de nuestros antepasados. Desde ahora, los amantes de la naturaleza y los partidarios de un tiempo libre alternativo al tradicional de sol y playa, tienen la posibilidad de practicar el senderismo por una de las zonas de mayor riqueza ecológica de Moaña.

Aquí se puede admirar uno de los mejores bosques caducifolios atlánticos que se conservan en toda la comarca. Un ecosistema de gran riqueza y extraordinaria belleza, donde el carballo es la especie dominante. A pesar de la tupida vegetación y el importante desnivel del terreno, vale la pena aprovechar alguno de los desvíos para acercarse hasta el cauce y disfrutar así de la flora característica de un bosque típico de ribera, dentro de un entorno paradisíaco en el que las aguas fluviales bajan a gran velocidad desde la montaña.

A lo largo de su recorrido se levantaron numerosos molinos de agua en los que además de realizarse la labores de molienda, se desarrollaba la vida social de los vecinos del contorno. Desde mediados del siglo XX casi todas estas construcciones fueron abandonadas por sus propietarios, apenas unos pocos de los 30 molinos que llegó a haber a orillas del río de la Fraga resistió el paso del tiempo, el resto fueron desapareciendo. Recientemente el Ayuntamiento comenzó la recuperación de algunos de ellos, que un día fueron testigos y protagonistas del estilo de vida de nuestros antepasados. Además, creó a su lado una ruta de senderismo de alrededor de 6 km debidamente señalizada y acondicionada. Un recorrido que permite obtener una nueva perspectiva de Moaña, un lugar en el que no todo es mar y playa, donde el visitante tiene la oportunidad de descubrir un paisaje tan sugerente como sorprendente.