Julio González Pola (1900-40)

Monumento-Panteón de la Cruz Roja

Monumento-Panteón de la Cruz Roja

Monumento funerario de la Cruz Roja a los Soldados repatriados de Cuba y Filipinas muertos en Vigo - Francisco Asorey González. (1907). Cementerio de Pereiró.

Monumento a la reconquista

Monumento a la reconquista

Monumento a los héroes de la reconquista - Julio González Pola. (1947). Plaza de la Independencia. Vigo.

Vigo: Julio González Pola (1900-40)

Julio González-Pola y García nace en Oviedo en 1865, en el seno de una familia de militares. Inicia su carrera artística en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo y, en Madrid, continúa en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado, donde estudio con el maestro Juan Samsó y Lengluy.

Julio González-Pola desempeñó varios cargos culturales, como la vicepresidencia del Círculo de Bellas Artes y la secretaría de la Sociedad de Pintores y Escultores.

González-Pola fallece en Madrid el 11 de mayo de 1929

Julio González-Pola fue maestro en escultura y pintura del conocido ilustrador vigués (Bouzas) Federico Ribas Montenegro que hizo vida en Buenos Aires (Argentina).

 

Monumento a los Héroes de la Reconquista (1947)

Este monumento representa la reconquista de la ciudad: el marinero Carolo derribando la puerta de Gamboa con un hacha, una hermosa figura femenina que representa la victoria y en lo alto el militar que recibió la rendición de los franceses.

Se mandó construir en 1909 al cumplirse el primer centenario de la Reconquista, encargándose su construcción al escultor Julio González Pola. Tras un largo periodo de recolección de fondos, se pone la primera piedra en la plaza junto al mercado de A Pedra en 1915. En 1929 se muere el escultor y continua el colaborador del fallecido escultor Juan Adsuara Ramos. Finalmente se inaugura en 1947 en la plaza de España para trasladarse definitivamente a la plaza de la Independencia en 1967, antes llamada plaza de Zamora.

 

Monumento de la Cruz Roja a los Soldados repatriados de Cuba y Filipinas que murieron en Vigo

Desde el 2 de septiembre de 1898, el puerto de Vigo comenzó a recibir barcos cargados con las tropas españolas que habían sido derrotadas en la isla caribeña por los yanquis y los insurgentes cubanos. No fue un retorno triste, fue dramático. Trágico. El estado de los militares era lamentable. No sólo fueron derrotados por la incapacidad del gobierno para dirigir una guerra a larga distancia, sino que fueron masacrados por las enfermedades tropicales. De los cincuenta y cinco mil hombres que fallecieron en Cuba entre 1895 y 1898, sólo algo más de dos mil tuvieron una muerte causada por la acción de su enemigo.

Los barcos eran trasladados al lazareto de San Simón para superar un período de cuarenta, pero los enfermos más graves eran trasladados por la Cruz Roja al sanatorio que instalaron frente el municipal de Elduayen. Allí fueron tratadas 107 personas, de las cuales 20 murieron.

En total, en Vigo fueron enterrados 153 soldados y oficiales, muchos de los cuales no pudieron ser identificados. Los entierros se produjeron en tumbas individuales del cementerio de Pereiró. Pero, la Cruz Roja tuvo la idea de realizar un mausoleo donde descansasen los restos de todos estos soldados y que, al mismo tiempo, sirviese como homenaje a las víctimas de la aquella guerra colonial, en su gran mayoría procedentes de clases populares (los ricos pagana entre 1.200 y 2.000 pesetas por librarse de ir a la guerra).

La ONG solicitó al Concello de Vigo la cesión de un terreno en el cementerio municipal y habilitó un presupuesto para realizar la obra. En principio, iba a realizar esta obra Jenaro de la Fuente pero su proyecto superaba las 7.000 pesetas presupuestas por la Cruz Roja. Así que fue Julio González Pola el autor del mausoleo.

En el año 1912 fueron trasladados a este mausoleo todos los restos de los soldados expedicionarios fallecidos en Vigo. Aquella actitud de los vigueses fue recompensada por el gobierno español con la ampliación del lema de la ciudad, que quedará a partir de entonces como «Valiente, leal y siempre benéfica».

 

Bibliografía: